¿Cómo reducir el riesgo de contagios de quienes trabajan remuneradamente para enfrentar la crisis social y sanitaria?

Una mirada desde el trabajo remunerado

Contexto

Hasta el día 20 de julio, en Chile hay 330.930 personas contagiadas de COVID-19 (MINSAL, 2020). El control de la pandemia y de sus efectos en el bienestar de las personas releva la importancia de atender a las situaciones de los trabajadores remunerados en nuestro país. La presión por salir a trabajar o buscar empleo atenta contra la posibilidad de controlar la pandemia y contra una pronta recuperación económica. Esto se observa a nivel general, pero con especial fuerza en grupos como los trabajadores por cuenta propia, sobre todo aquellos con menor nivel educacional (que han aumentado durante la pandemia), así como en las trabajadoras de casa particular (grupo que ha perdido alrededor de 130.000 empleos). De no tomar medidas efectivas y más extensivas, la movilidad laboral pondrá especialmente en riesgo a quienes utilizan el transporte público para desplazarse (MOVID-19, 2020). Dada la coyuntura social y económica es esperable que la falta de trabajo y la necesidad de salir por esta razón aumenten la movilidad y se dificulte el control sanitario de la pandemia. Estos riesgos también deben ser considerados en el diseño e implementación de beneficios sociales, ya que un resultado no esperado puede ser fomentar posiciones de trabajo de mayor riesgo frente al Covid-19 y con menor potencial para reactivar la economía. De ahí la necesidad de revaluar los instrumentos en beneficio de la población, reducir los riesgos para quienes trabajan de forma remunerada y potenciar una pronta recuperación de los mercados laborales.

Este octavo informe MOVID-19 a la Mesa Social COVID-19 tiene por objetivo explorar las situaciones de los trabajadores remunerados en nuestro país, proponiendo medidas que permitan resguardar su salud y reactivar la economía. Este informe es el resultado de una colaboración entre la Universidad de Chile y el Colegio Médico, con aportes de la Facultad de Psicología de la Universidad Diego Portales. A su vez, este informe temático fue elaborado en colaboración con el Departamento de Sociología de la Universidad de Chile. Por último, este informe se genera como una colaboración con el trabajo realizado por el Centro Microdatos (CMD), el Núcleo Milenio en Desarrollo Social (DESOC) y el Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES), presentando también resultados de la Encuesta Termómetro Social recogida entre el 30 de mayo y el 10 de junio 2020 (revisar más información en este sitio web).

Situación actual de los mercados del trabajo

Los mercados del trabajo y la economía, en general, se han visto deprimidos con la crisis asociada al Covid-19 en Chile. En los últimos meses se ha producido un aumento significativo del desempleo (de 7,2 a 11,2% entre trimestre móvil MAM 2019 y MAM 2020), pero más relevante todavía, la tasa de participación se ha reducido al nivel más bajo desde que se tenga registro: un 53,6 % de la población en edad de trabajar participa activamente en el mercado laboral (64,8% en hombres y 42,9% en mujeres). Estamos hablando de una caída interanual de 9,2% y, solo considerando los trimestres EFM 2020 y MAM 2020, se destruyeron 1.353.346 puestos de trabajo. Estas cifras son aún más preocupantes al considerar que no toman en cuenta a las personas con suspensión de contrato (ocupados ausentes) y excluyen los efectos más recientes de la pandemia. Así, se ha retrocedido al menos una década en términos de formación de fuerza de trabajo (INE, 2020). Por tanto, resulta esperable que el trabajo se convierta en uno de los principales focos de atención de la crisis sanitaria y sus consecuencias.

En los próximos meses, la delicada situación sanitaria y social podría llevar a que se pierda una parte importante de la fuerza de trabajo. Según estimaciones, un 40% de las personas en Chile está en un alto riesgo de que sean “reducidas sus horas de trabajo, sufran recortes salariales o pierdan el empleo” (CEPAL/OIT, 2020, p.8) . En este contexto, se elevará la presión por salir a trabajar o buscar trabajo, lo que puede ir en el sentido contrario de la búsqueda por contener la pandemia debido a que: (a) una mayor movilidad de la fuerza de trabajo en el transporte público es una importante fuente de contagio y; (b) los lugares de trabajo son posibles fuentes de rebrote del COVID-19.

Riesgos en el trabajo remunerado

Las personas que mantienen una ocupación remunerada presentan mayores niveles de movilidad que el resto de la población, pero lo hacen de forma diferenciada según su situación de empleo. También se encuentran diferencias entre quienes salen a realizar trámites (elevado entre los desocupados y quienes trabajan por cuenta propia con menor nivel educacional) y personas que requieren más del transporte público para moverse (algunas categorías ocupacionales). Estas tasas de movilidad permanentes en el tiempo podrían ser expresivas de la insuficiencia de los planes políticas laborales focalizadas como las de protección al empleo.

En general, una gran mayoría de las personas sale de su hogar a realizar alguna actividad durante la semana. No obstante, estas salidas se acentúan entre quienes trabajan de forma remunerada, especialmente en las salidas que implican mayores riesgos de contagio: para trabajar, usando el transporte público y para realizar trámites. En promedio, quienes trabajan de forma remunerada salen más por estas razones que quienes no tienen un trabajo remunerado (ver Tabla 1). Al mirar las distinciones entre quienes trabajan de forma remunerada, destacan las desigualdades en la exposición a riesgos según la situación de empleo: quienes se encuentran más expuestos a riesgos son quienes trabajan por cuenta propia (con menores niveles de educación) y las trabajadoras de casa particular. Una fuente de riesgo importante para el contagio de Covid-19 es el uso de transporte público, dadas las dificultades de mantener distancia física en espacios cerrados al interior de buses o vagones. Consistentemente, durante todas las semanas de MOVID-19 han sido las trabajadoras de casa particular y los trabajadores por cuenta propia con menores niveles de educación quienes más usan el transporte público (Figura 1). Cabe destacar que ambos grupos son los que tienden menos a salir por recreación (Tabla 1), por lo que el uso del transporte se encuentra principalmente asociado a salidas por trabajo. En contraste, destaca el bajo uso de transporte público de quienes no realizan trabajo remunerado y quienes trabajan como empleadores/as.

La exposición a los riesgos de la pandemia es patente al observar los casos sospechosos según la situación de empleo (Figura 2). Desde el 14 de mayo, es entre los trabajadores por cuenta propia donde se encuentran las mayores proporciones de personas con síntomas sospechosos de enfermedad por Covid-19. También destacan entre los grupos con más casos sospechosos quienes se emplean en el sector público (sin considerar a los trabajadores de la salud) y las trabajadoras de casa particular.

Tabla 1. Promedio de salidas a la semana según motivos y situación de empleo

Situación de empleoTransporte públicoRealizar trámitesTrabajarRecrearsen
Casa particular0,531,120,970,031.208
Cuenta propia baja0,361,511,160,071.882
Asalariado/a privado0,201,240,810,1372.549
Asalariado/a público0,181,310,690,1146.145
Cuenta propia alta0,121,330,600,1728.821
No realicé trabajo remunerado0,101,120,070,1360.775
Empleador0,051,291,300,169.309

Fuente: Elaboración propia en base a datos MOVID-19. Nota: Cuenta propia alta indica a quienes trabajan como autoempleados habiendo cursado más que educación media. Cuenta propia baja indica a quienes trabajan como autoempleados habiendo cursado educación media completa o menos.

Figura 1. Días promedio a la semana en que se usa el transporte público según semana y grupo de situación de empleo. (n = 39.324, n observaciones = 262.359)

Figura 2. Porcentaje de casos sospechosos según semana y situación de empleo. (n = 39.324, n observaciones = 262.359)

Figura 3. Días promedio a la semana en que se sale a hacer trámites según semana y grupo de situación de empleo incluyendo desempleados (n = 39.324, n observaciones = 262.359)

Otra fuente destacada de riesgo son las salidas para hacer trámites, considerando que su realización implica una exposición a contagios especialmente para quienes deben salir usando el transporte público. Como se exhibe en la Figura 3, quienes más salen por este motivo son los desempleados y quienes trabajan por cuenta propia con menor nivel de educación. Presumiblemente estos desplazamientos se realizan para tramitar beneficios sociales como seguros de cesantía y bonos, como también la búsqueda de empleo en este contexto de crisis donde no solo ha aumentado el desempleo sino que también bienes básicos han aumentado su precio.

Estos puntos muestran que el manejo de la actual situación del empleo en Chile está generando un arma de doble filo: quienes trabajan se exponen al contagio por la necesidad y obligatoriedad de salir a trabajar, sobre todo cuando requieren del uso de transporte público, mientras que los desempleados deben salir a hacer trámites como si estuviesen trabajando. El resultado final es que ya sea como trabajador o como desempleado se hace necesario salir por trabajo o trámites.

Mercados laborales y política social

La crisis que ha desatado la pandemia en el mundo del trabajo remunerado tiene consecuencias tanto para la salud de las personas como para las posibilidades de reactivación económica en el futuro. En términos generales, la destrucción de puestos de trabajo asalariados en el sector privado ha significado vías de reconversión laboral donde prevalece el trabajo por cuenta propia (Figura 4). Este tipo de ocupaciones están asociadas a una menor protección (por la informalidad y consecuente ausencia de seguridad social), y como se ha mostrado arriba, mayores riesgos de contagio.

Cabe señalar que esta tendencia puede interactuar con la política de focalización de beneficios usada hasta la actualidad. El establecimiento de condiciones muy particulares para recibir estos beneficios y la solicitud de medios de verificación puede atentar contra una recuperación de los mercados del trabajo al promover una trampa de desempleo. Esta trampa de desempleo hace que quienes reciben beneficios eviten formalizar relaciones laborales o reconocer sus ingresos por riesgo a perder beneficios (Maldonado et al., 2018; Perry et al., 2007). De tal forma, un potencial efecto no esperado de la focalización de las políticas de empleo es la ampliación del sector informal y la subutilización de la fuerza de trabajo en Chile derivada del incentivo a trabajar por cuenta propia en vez de en posiciones asalariadas (e.g., Dupas et al., 2020). De ocurrir, estos factores pueden atentar tanto contra el bienestar de quienes trabajan y como contra una recuperación económica pronta.

Figura 4. Posición actual de trabajadores que han cambiado de empleo a causa del Covid. Elaboración propia a partir de Termómetro Social. (n = 1.078)

La Figura 5 exhibe el promedio de días a la semana en que se realizan salidas para ir a trabajar. En primer lugar, los mayores promedios de días a la semana saliendo a trabajar ocurrieron durante el mes de abril, donde fueron implementadas una serie de programas sociales como el Bono Covid, el plan de apoyo para trabajadores informales y la Ley de Protección al Empleo. Estas medidas de carácter focalizado no muestran una incidencia en reducir la necesidad de salir a trabajar entre los participantes.

En segundo lugar, si bien en mayo se observa una disminución en las salidas a trabajar, las medidas de ayuda social, como el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y las cajas de alimentos, no se condicen con cambios en los promedios de días a la semana en que las personas salen a trabajar. Incluso se evidencian aumentos en las salidas por trabajo entre trabajadoras del hogar (de un 27 a un 40% entre el 21 al 28 de mayo). Otras medidas como los subsidios y créditos para trabajadores independientes tampoco parecen tener efecto entre cuentapropistas.

En consecuencia, las medidas de ayuda social y económica entregadas por el Estado no han disminuido la movilidad por razones de trabajo o de realizar trámites. Primero, es probable que el monto y la focalización de estas medidas no logren alivianar la necesidad de salir a trabajar de una proporción considerable de la población. Segundo, los medios de verificación podrían constituir una fuente de movilidad sobre todo en los grupos desempleados. Finalmente, la cobertura y montos de las ayudas estatales puede traer efectos que dificulten resolver la crisis sanitaria así como estimular la creación de puestos de trabajo cuentapropistas informales, de bajos salarios y productividad.

Figura 5. Salidas a trabajar según situación ocupacional. Elaboración propia con Datos MOVID-19 (n = 39.324, n observaciones = 262.359)

Recomendaciones

El impacto negativo del Covid-19 en la economía, los mercados laborales y el bienestar de quienes trabajan puede aliviarse tomando oportunamente decisiones que miren el escenario en su conjunto. Este informe sugiere atender la heterogeneidad de las situaciones de empleo en Chile en relación a sus riesgos y potenciales de reactivación en la economía. Hasta el momento, se han concentrado beneficios diseñados principalmente para trabajadores dependientes del sector privado (e.g., Ley de Protección al Empleo), mientras que los segmentos más vulnerables epidemiológica y socialmente tienden a ser los que trabajan por cuenta propia con menores niveles de educación, así como las trabajadoras de casa particular. Se trata de grupos en situaciones de mayor vulnerabilidad previo a la pandemia que producto de esta ven su situación empeorada. A modo de recomendación, entonces:

  1. El caso de quienes trabajan por cuenta propia debe ser atendido con especial atención, en tanto parece ser un importante destino de la reconversión laboral de quienes pierden empleos en otras posiciones laborales. Por ello, se deben evitar beneficios sociales focalizados que excluyan a una proporción significativa de la fuerza de trabajo (por cobertura o montos) o que puedan fomentar la reconversión hacia el trabajo por cuenta propia en detrimento de situaciones de empleo con mayor seguridad social y económica, así como con mayores potenciales de contribución a la reactivación económica del país.
  2. Las trabajadoras de casa particular son un grupo de riesgo que realizan tareas no implementables en modalidad de teletrabajo. Para resguardar su seguridad y la de los hogares donde se desempeñan, se requiere implementar sistemas específicos para verificar focos de contagios en los lugares de trabajo. Medidas como estas pueden promover la reactivación del sector, más aún cuando han sido uno de los sectores laborales con mayores pérdidas de empleo: cerca del 40% de su fuerza de trabajo (INE, 2020).
  3. Formular medidas sanitarias respecto al resguardo de quienes se desplazan en transporte público, así como establecer horarios diferidos de entrada y salida a trabajos para evitar aglomeraciones.
  4. Considerando que una proporción relevante de las ocupaciones de cuenta propia baja y trabajadoras de casa particular son mujeres (en MOVID-19, 69,5% y 86,6%, respectivamente), y que las redes de apoyo se encuentran limitadas por el confinamiento, se debe prestar especial atención a la implementación de servicios públicos de cuidados y/o ayudas específicas para que éstas puedan sortear la crisis sanitaria sin quedar expuestas a mayores riesgos o a cargas excesivas de trabajo de cuidados.
  5. Facilitar la realización de trámites en modalidad no presencial, ya sea en relación con organismos públicos como privados. Considerando los avances tecnológicos disponibles, con un diseño adecuado, la gran mayoría de los trámites puede ser realizado de forma no presencial.

Sobre MOVID-19

El Monitoreo Nacional de Síntomas y Prácticas COVID-19 en Chile (MOVID-19) es un esfuerzo colaborativo entre la Universidad de Chile, el Colegio Médico de Chile y otras instituciones académicas tales como la Universidad Diego Portales, la Pontificia Universidad Católica de Chile, la Universidad San Sebastián y la Universidad Central, en el que participan académicos de diversas disciplinas aportando sus saberes para responder de manera dinámica e innovadora a los desafíos que nos plantea la necesidad de generar conocimiento al ritmo en que se desarrolla una pandemia. A la fecha han participado 53.599 personas con al menos dos respuestas en el tiempo durante las últimas trece semanas, con participantes de 326 comunas del país.

Para saber más sobre MOVID-19 y la metodología del estudio, acceda a www.movid19.cl